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Fujifilm X-Pro 3

2019

Tras varios años levando encima siempre mi todopoderosa Ricoh Gr III, decidí dar el salto a una Fuji X-Pro. Desde que la ví por primera vez supe que sería la cámara perfecta para mi. Una cámara que parte de un concepto extraño en la era digital, y no es otro que el de eliminar la pantalla. No tanto, simplemente esconderla.

Ese es el principal atractivo de la cámara, que no muestra la pantalla, que para poder ver debemos mirar a través del visor. Este es otro aspecto importante, es una mirrorless en la que podemos ver como antiguamente, a través de un cristal. Posee lo mejor de los dos mundos, es una cámara que tiene visor electrónico y visor óptico. Una tecnología que encarece mucho el precio de la cámara, pero que le da al usuario mayores posibilidades, acercarse si queremos a la ansiada sensación analógica. Y es que desde que miras la cámara te quedas prendado de su aspecto, que no es vintage, porque se ve moderno, pero sí que tiene cierto aspecto nostálgico, quizá los botones, quizá los cuadros y mandos de ajuste…

La he llevado conmigo al Camino de Santiago, dentro de la mochila y a hombros. Y ha sido mi fiel compañera todo este año. Solamente puedo decir que después de tener varias cámaras profesionales, de trabajar en estudio con cámaras de gran peso, full frame, con todas las posibilidades del mundo… lo que tiene que ofrecer la Fuji no lo había sentido nunca.

Diseño

100%

Peso

75%

Batería

80%

Posibilidades

80%

Resultados

95%

Cómo funciona la Fujifilm X-Pro 3

No nos vamos a engañar, Fuji, para quien entra en su mundo, es distinta a las cámaras digitales convencionales. Tiene su pequeña curva de aprendizaje, que a la postre no es para tanto, pero que de primeras puede llegar a intimidar.

Si venimos de Canon o Nikon, o incluso Sony, pasamos de tener los modos de disparo sobre el dial de arriba a no tener ninguna información del tipo de configuración que tenemos puesta. Por ejemplo, si queremos disparar en modo Av (prioridad apertura), debemos simplemente dejar todo en A y configurar la apertura en el propio objetivo. Sí, es sencillo de entender y resulta obvio, pero si vienes de Canon o Nikon, como comentaba antes, tienes un problema, y es que las ruedas con las que estás acostumbrado a configurar todo se han sustituido por diales analógicos que no ven resultado en la pantalla sino a simple vista. Tienes que mirar la cámara para saber qué estás haciendo.

Una vez entendido esto de los diales, ya todo empieza a ser más sencillo. Los menús son bastante sencillos, tienen la posibilidad de crear el tuyo propio, pudiendo generar los distintos accesos rápidos para ajustarse a tu forma de disparar.

Experimentando con la Fuji X-Pro 3

Como os comentaba antes, las capacidades de la cámara son asombrosas. Los perfiles de color o de imagen que tiene preconfigurada la cámara son bastante atractivos, si bien es cierto yo únicamente disparo en Raw, pero he probado los distintos perfiles para tener algunos JPGs rápidos para el móvil. Lo cierto es que son bastante interesantes y algunas de las imágenes son muy atractivas.

La cámara es altamente configurable, por lo que tenemos varios botones que podemos configurar para que hagan algunas cosas interesantes. Por ejemplo el bloqueo de AF o el bloqueo AE son algunas de las cosas con las que he estado trasteando, porque permite enfocar de una manera distinta a lo que tenía siempre en mente. Esto lo usaba mucho con la Ricoh GR, que tenía la capacidad de enfocar por metros sin tener que preenfocar. Esto del bloqueo me ha parecido una nueva forma de hacer fotografía.

Conclusiones

La conclusión a la que llego después de más de un año de uso intensivo de la cámara, puedo decir que es la cámara más divertida con la que he fotografíado nunca. La cámara con la que más ganas he tenido de disparar. Es algo único, la sensación es genial. No ver las fotografías que tomas, poder establecer distintos parámetros para tus jpg y pasar menos tiempo frente a la pantalla del ordenador, el estilo de disparo ragefinder, que te permite tener un ojo a la cámara y otro a la escena… Vamos, una gozada poder disfrutar de esta cámara.

Si se tiene que poner alguna pega sería el peso, es una cámara pesada, pero pese a ello, es más cómoda que cualquier fullframe que hayas tenido y la calidad de imagen es espectacular.

He trabajado con ella, no solo en proyectos personales sino también en proyectos profesionales y los resultados siempre han sido los mejores.